domingo, 25 de mayo de 2008

!!Quirivi, déme un guayao!!

Dionny Cabrera Pérez
!!Quirivi, déme un guayao!!
(Soplos de Dios #11)

Correo: dionnycabrera@hotmail.com

A raíz del ascenso al poder del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina al tener éxito la conspiración que éste había desarrollado contra Horacio Vásquez (1930), bajo la asesoría de las tropas interventoras yanquis (1916), se produce la paulatina movilización al exterior (Puerto Rico, EE UU, Venezuela, etc.) de una serie de cabezas de familia y/o familias enteras, que al manejar informaciones importantes referidas a la cuestión socioeconómica y la situación política por la naturaleza antidemocrática del recién instalado régimen, prefirieron irse, ponerle alas a sus vidas y escapar a la humillante y segura muerte en manos de un sistema oprobioso, de serviles, infamantes y rastreros.
De ahí que las familias Cabrera Domínguez, Ligout, Oquet, Espaillat, Coquetee, Mumne, etc., venden, rentan, ceden, traspasan sus negocios, vienes y propiedades al suponer que vivir en una pequeña aldea como Navarrete se les haría difícil resistir al nuevo régimen dictatorial instaurado y que tenia todas las características de un gobierno de oprobios, ya que había sido fruto de la intervención de las tropas Norteamericanas que ya posteriormente sembrarían a Duvalier en Haití, a Trujillo aquí y a Somoza en Nicaragua.
Además, ya Trujillo consideraba la eliminación de la vía férrea, anunciaba la aprobación de la iglesia católica a su régimen, la adquisición de grandes extensiones de tierra, el control absoluto de La Prensa, muchos de los intelectuales golondrinos, borregos y tránsfugas se plegaron a su humillante doctrina, en fin apuntaba a convertir la nación en un país de un solo partido en una su hacienda personal, a los ciudadanos en sus labriegos y reduciendo a la mas absoluta clandestinidad a quienes, cargados de valor y dignidad, se atrevían a enfrentarlo, lo que suponía la conversión de Navarrete, por la ausencia del ferrocarril, en un pueblo fantasma ya que hasta Vuelta Larga, donde estaba La Estación del tren, llegaba toda la mercadería que abastecía a los almacenes mayoristas de aquí los que a su vez distribuían al resto de comunidades y pueblo de la Línea Noroeste, seria cosa del pasado.
Por tanto con el desarme de las vías férreas y su traslado a los centros e ingenios cañeros propiedad del dictador, se irían a la quiebra decenas de almacenes de provisiones, tiendas y bodegas que le daban vida, prosperidad y bienestar a Navarrete y que lo convirtieron en poco tiempo, en el lugar referente para los pueblos de la Línea Noroeste, lo que a su vez y por vía de consecuencias les iría mucho peor.
Es en esas circunstancias, dentro de ese cuadro tétrico de la masacre contra ciudadanos haitianos organizada por Trujillo en 1937, que un adolescente salvado milagrosamente, en el seno de la familia Castro Guzmán (Fife Castro) asume el inventario del negocio de Pisin Cabrera, que estaba situado en la avenida Duarte esquina calle Santa Ana, al lado del puesto policial y al frente de dicho negocio Quirivi tenia un puesto de vender guayao (*), localizado en medio de dos arbustos de saman y como era una persona que había demostrado vocación de trabajo, Pisin Cabrera, al optar por "embarcarse" con todo y familia hacia Estado Unidos le propuso el traspaso del referido negocio a Quirivi.
Así es como se eleva, como perdura la mística creada por un adolescente pionero vendedor de guayao, cuyos padres fueron involuntariamente a hospedarse a las aguas del río Masacre atravesados por las filosas puntas de las bayonetas de la guardia de Trujillo (creada con forma de organización para desempeñar funciones de policía política criminal), por lo que se convierte en un taciturno referente para varias generaciones de navarretenses, figura emblemática, casi enigmática de Quirivi, nombre curioso, hombre de pocas palabras pero muy afable, de lento trajinar, moreno de ojos saltones, de mirada gris, pestañear pasmoso, cuya vida se desplegó entre el diaria madrugar de su casa al trabajo hasta el cierre por esconderse el día que le ordenaba su tranquilo retorno al hogar en donde con la ayuda de su compañera preparaban el menú de los diferentes sabores refrescantes que utilizaría para responder a los distintos paladares de una clientela cautivada que sin fallar concurría cada mañana a saborear , una leche caliente, un morisoñando, una exquisita boruga en granos o un refrescante guayao cuando las temperaturas de nuestro tórrido clima se ponían calurosamente insoportables.
A la fecha Quirivi vive sin haber superado la irreparable perdida de sus progenitores, a los que no les pudo entregar un desendiente, pese a estar casado por mas de las dos tercera parte de su vida, se sustenta de la renta que le genera el alquiler de habitaciones que logro construir en las partes lateral y posterior del patio de su casa, al momento que la familia Cabrera Domínguez decide asumir la venta al mejor postor, de los terrenos y el local, que por mas de cuatro décadas administró Quirivi y que le permitieron ser una figura casi enigmática que logro superar duros obstáculos sociales y económicos sin que la inmensa mayoría de sus parroquianos les importara su nombre de pila, total todos les conocimos por su excepcional apodo: Quirivi, para que hurgar o escarbar mas en un ser social que jamás pudo encontrar calvario y adversidades superiores a las de su insólita y asombrosa supervivencia humana, luego de la horrorosa y repugnante muerte de sus padres.
(*) El guayao se obtiene al pasar un instrumento de hierro con una ranura afilada en la parte inferior llamado cepillo sobre un blocks de hielo al cual se le agrega un sabroso liquido de frambuesa u otro sabor de frutas. Hoy al guayao le llaman "frío frío", otros le llaman "Yun Yun". Pero los navarretenses consumíamos guayao donde Quirivi.

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